Entre 1336 y 1341, mientras compartía sus ocupaciones en varios proyectos literarios (principalmente con su poema Filostrato), Boccaccio redactó el Filocolo, obra que pertenece a su etapa napolitana y supone, en su trayectoria literaria, el primer romanzo. En la ficción literaria, Fiammetta le pide a Boccacccio que le dedique sus «affanni in comporre un picciolo libretto volgarmente parlando, nel quale il nascimento, lo’nnamoramento e gli accidenti de’ detti due infino alla loro fine interamente si contenga» (Boccaccio, 1967: I, 1).Footnote 1 Lo que le ruega es, ni más ni menos, que cuente una vieja historia que circulaba por Europa –por escrito al menos desde el siglo XII, a partir de un poema francés conservado en varias redacciones: Floire et Blancheflor–, la de los enamorados Flores y Blancaflor, que se encuadra en el siglo VI, durante el gobierno del emperador Justiniano. En el Filocolo se narran las vicisitudes de amor y sufrimiendo -porque los padres de Flores no admiten su enamoramiento y los separan– de estos dos jóvenes apasionados.

El motivo del viaje lleno de peripecias permite que Boccaccio pueda insertar, a partir de la técnica del entrelacement, otro tipo de narraciones secundarias; es esta estructura abierta la que facilita la incorporación del episodio de mayor trascendencia de la obra, el de las questioni d’amore, que se intercala en el libro cuarto (capítulos 17–72). Filocolo llega accidentalmente a Nápoles tras librarse de una tormenta; mientras aguarda a que arrecie el temporal y reparen su maltrecha nave, un día es invitado a una reunión en la periferia napolitana en la que se encuentra Fiammetta (se sirve Boccaccio de un efectivo mise en abyme). Como remedio contra el sofocante calor, todos se refugian en el frescor de los árboles y es Fiammetta –que presidirá la reunión– quien sugiere que se planteen para entretener la tarde un caso que guarde relación con una questione d’amore; este famoso episodio es conocido como las «cuestiones de amor». Se trata de una narración que en buena medida es independiente de la trama novelesca de la obra y anticipa, como se puede percibir rápidamente, la fórmula narrativa del Decameron. La fuente de este episodio –que tiene un regusto cortesano que se infiere del ingenio y artificio de cada cuestión, pero también del trasfondo amoroso de la escena– habría que buscarla, según Rajna (1902: 35), en «un tipo di composizione poetica […], vale a dire a quella specie della Tenzone, che fue chiamata per lo più Joc partit o Jeu Parti […] e Partimen». Cherchi (1979: 211-212) consideró algunos «antecedenti mediolatini», como el Concile de Remiremont, los judicia amoris del libro segundo del De arte honeste amandi de Cappellano y las demandes d’amour. Sobre el último género poético indagó Chas Aguión (2001a: 292-293); entre las diferentes modalidades que presentó, centró su interés en le Roi qui ne ment, que sigue «una técnica muy semejante a la que plantea Boccaccio en el episodio de las cuestiones de amor».

Vicisitudes editoriales de las questioni d’amore en la España del siglo XVI

Tras las traducciones medievales que se hicieron de varias obras de Boccaccio, en el siglo XVI apareció la última traslación antigua de uno de sus textos; en este caso, se vulgarizó en los años cuarenta el episodio de las questioni d’amore, que se difundió en dos ediciones diferentes con títulos distintos, cada una con reediciones posteriores: Laberinto de amor (Sevilla, 1541 y 1546) y Trece cuestiones muy graciosas (Toledo, 1546 y 1549). En un taller veneciano, al cuidado de Alfonso de Ulloa, se publicó por última vez el texto, acompañando en la misma edición a la anónima Cuestión de amor de dos enamorados (1553).Footnote 2

El texto que sirvió de base para la traducción había despertado dudas entre la crítica (Rajna, 1902: 32; Reyes Cano, 1975: 532), que no tenía del todo claro si López de Ayala pudo tener a su alcance o no las Treize elegantes demandes d’amours, traducción francesa publicada en 1531. Muñiz Muñiz (2003: 548–549) confirmó en un trabajo en el que confrontó las dos traducciones que no existía ninguna relación, pues en ambos casos se tomó como base un texto en toscano; además, comprobó que los «capítulos y rúbricas figuraban ya en la tradición impresa italiana derivada del incunable veneciano de 1472». Recientemente Blanco Valdés (2015: 281–282) ha indagado en esta línea y ha apoyado que López de Ayala trabajó con un ejemplar del texto de 1472 o cualquiera de sus múltipes reediciones; a propósito de los nombres de cuatro narradoras que encontramos en la edición véneta de 1481 (allí donde los epígrafes de las ediciones anteriores mencionaban genéricamente a una ‘giovane’) y del comportamiento idéntico que tuvo López de Ayala en estos casos, Blanco Valdés (2015: 288) no ha descartado que «el traductor haya seguido o visto también» un ejemplar de esta edición.Footnote 3 En efecto, las Trece cuestiones muy graciosas, dividida en 53 capítulos, transmite tituli en los que se traducen claramente los que contiene la tradición impresa del Filocolo.Footnote 4

La trama textual de esta traducción fue narrada parcialmente por Blasco de Garay en el prólogo «al lector» de la edición toledana de 1546.Footnote 5 En este paratexto se reconoce al traductor, Diego López de Ayala, y se subraya la novedad de unos poemas en octosílabos –ajenos a la mano de Boccaccio y la tradición textual italiana– que contiene la versión al español, compuestos por Diego de Salazar.Footnote 6 Pero la noticia de más entidad que se ofrece es que la edición anterior aparecida en Sevilla con el título Laberinto de amor había sido divulgada «a hurtadas» en un texto «muy vicioso, como cosa de rebato hurtada». Parece evidente que la doble acusación del hurto hecha por Garay –que se erige en revisor y editor de la obra– transmite el resentimiento del traductor; según Blasco de Garay, el texto que él entregó a la imprenta era «correctísimo y con la última lima de su auctor afinado» (Boccaccio, 1549: h 2v).

Muñiz Muñiz (2003: 541–544) emprendió un cotejo parcial entre la edición desaprobada del 41 y la autorizada del 46Footnote 7; para comprobar realmente la fiabilidad de un texto sobre otro, manejó la edición crítica del texto italiano preparada por Quaglio. En su estudio, Muñiz Muñiz confrontó en ambas ediciones el «resumen inicial» con el que se abre la obra, donde a su juicio «se concentran» «las variantes de mayor envergadura». En alguna ocasión en la que el texto de Boccaccio permitía inequívocamente refrendar la lectura de S41, Muñiz Muñiz lo precisó; pero cuando ocurre lo contrario, es decir que es el texto fijado en T46 el que más se aproxima al de Boccaccio, Muñiz Muñiz lo atribuyó a una suerte de casualidad; en un caso que a su juicio suponía un «drástico corte», percibió que se «restaura, no sabemos si por pura coincidencia, la lección original». En los ejemplos que comentó partió de la idea preconcebida de que S41 era el texto base y todas las variantes de T46 eran alteraciones atribuibles a sus curatori; no se planteó que el impresor afincado en Sevilla –por cuestiones de tipo técnico, como el ajuste al conteo de la caja, o de carácter personal– pudiera modificar el texto que le llegó.

En cuanto a las divergencias que percibió entre las dos ediciones, sugirió que «cabría atribuir a Blasco de Garay las variantes de rango menor, generalmente circunscritas a oscilaciones del uso lingüístico», mientras que a López de Ayala le atribuyó «los añadidos que aumentan el ornato del estilo con recursos retóricos», pero también «nuevos yerros» o «supresiones arbitrarias de segmentos». A propósito de las «intervenciones» de mayor calado que figuran en la introducción, Muñiz Muñiz afirmó que no se perciben «en el resto de la obra, donde, si algo cambia, es el barniz lingüístico que Garay impuso al texto por razones personales del todo ajenas al original».Footnote 8 Por tanto, la conclusión a la que llegó tras su examen era clara: cabía «desmentir el aserto de Blasco de Garay según el cual la edición de Toledo ofreció un texto “correctísimo” frente al “muy vicioso” de Andrés de Burgos. Muy al contrario, parece que la edición sevillana fue más próxima al original pese a haber sido hecha “a hurtadas”».Footnote 9

El trabajo que ahora presento se funda precisamente sobre este controvertido asunto. La colación completa de todas las ediciones (a excepción de T46, cuyo único ejemplar conocido está en una librería) no corrobora las conclusiones a las que llegó Muñiz Muñiz. El resultado de su examen se centra esencialmente en la confrontación de la introducción a la obra, precisamente el lugar más difícil para someter a escrutinio las variantes, porque esta parte está prácticamente rehecha por entero sobre el texto de Boccaccio y no permite en la mayoría de los casos que podamos garantizar si fue Andrés de Burgos o López de Ayala/Garay quien intervino sobre el modelo del arquetipoFootnote 10. En cambio, el cotejo de las trece questioni y el debate posterior entre la reina y los narradores, puestos al trasluz del texto italiano, pone de manifiesto que en la imprenta sevillana de Andrés de Burgos se cometió todo tipo de desmanes con la traducción de López de Ayala para amoldar el texto a la caja tipográfica, según tendré ocasión de demostrar a lo largo de estas páginas escogiendo un número suficiente de ejemplos. Por otro lado, el cotejo también pone de relieve cómo la cuestión cuarta (cap. 13) agrupa un conjunto de variantes muchísimo mayor y de más significación que el resumen con el que se inaugura la obra.

Conviene, antes de sacar a colación las variantes textuales con las que pretendo ratificar estas observaciones preliminares, hacer una aclaración importante con respecto a la discriminación que Muñiz Muñiz hizo sobre el trabajo del traductor, López de Ayala, y del editor, Garay. En rigor, sin el manuscrito original de la traducción de las Trece cuestiones no existe ningún elemento objetivo que nos permita sancionar hasta dónde llegaron las intervenciones de uno y otro. No obstante, un dato relacionado con la traducción que López de Ayala y Salazar prepararon de la Arcadia de Sannazaro contribuye a valorar este asunto desde una perspectiva más amplia. La edición de esta traslación, publicada en 1547, también fue cuidada por Garay, que confesó que le había pasado «una ligera mano, tanto para hacerla hablar (según mi posibilidad y pobreza de ingenio) en más ordenado estilo castellano, cuanto para traducir mejor la parte del verso, que en alguna manera iba apartada del verdadero sentido de lo toscano [sic], de adonde se sacó» (Sannazaro, 1549: h. 4). De esta traducción conservamos un manuscrito que precede al impreso; la confrontación de ambos testimonios llevada a cabo por Cañas Gallart (2013: 43-44) ha permitido comprobar las intervenciones posteriores: en muchos casos el impreso contiene lectiones que se alejan más del texto italiano de las que transmite el manuscrito, con lo que es más fácil conocer hasta dónde llegó la «ligera mano» de GarayFootnote 11. Hay que reconocer que se trata de un asunto muy espinoso e imposible de aclarar en su totalidad, porque no se puede descartar que el traductor revisase su texto años más tarde e interviniese sobre él; pero la revisión estilística que presenta el impreso sobre el manuscrito en el caso de la Arcadia y el resultado editorial de los impresos sevillano y toledano de las Trece cuestiones pone de manifiesto un comportamiento muy similar en algunos cambios introducidos que, en definitiva, permite reevaluar las conjeturas de Muñiz Muñiz y conferirle mayor sentido.

Laberinto de amor y Trece cuestiones muy graciosas: testi a fronte

El cotejo textual entre las ediciones de esta traducción demuestra de forma incontestable que las variantes de mayor calado no están en el preámbulo al episodio del debate literario, sino en la cuestión cuarta, donde se aglutina un número de variantes mucho mayor y de más envergadura. Algunas de estas lecturas divergentes nos permiten constatar que el texto que salió en Toledo presenta lecciones más próximas al original de Boccaccio. En otros casos, sin embargo, el tipo de traducción que emprendió López de Ayala nos impide que valoremos la autenticidad de las variantes. Blanco Valdés (2017: 145–146) ha sintetizado eficazmente en pocas líneas cómo López de Ayala «usa il testo d’origine con grande libertà e con uguale libertà lo modifica, manipola e riscrive secondo il suo gusto, alterando, in definitiva, la sua configurazione testuale». Desde esta premisa –y este es un aspecto que no puede desdeñarse–, resulta imposible identificar la fidelidad al texto de Boccaccio de muchas de las variantes que existen entre las dos ediciones. Como muestra, un botón (escogido de la cuarta cuestión):

S41

T49

FIL

Cuando Tarolfo tan buenas nuevas oyó de lo que él tanto tenía deseado, fue con mucha alegría a ver el jardín, el cual le pareció muy bien. E después que lo hubo visto, hízolo saber a la señora, con la cual concertó que el día siguiente lo fuese a ver y rescebir, porque rescebido él fuese libre de su promesa y ella subjeta a cumplir lo que le había prometido (cap. 13)

Tarolfo, alegre con tales nuevas, visto el jardín lo hizo saber a la señora, con la cual concertó que el día siguiente lo fuese a ver y rescebir (cap. 13)

Assai piacque questo a Tarolfo, e dovendo essere il seguente giorno nella città una grandissima solennità, egli se n’andò davanti alla sua donna, la quale già era gran tempo che veduta non l’avea, e così le disse: “Madonna, dopo lunga fatica io ho fornito quello che voi comandaste: quando vi piacerà di vederlo e di prenderlo, egli è al vostro piacere” (IV, 31)

En esta muestra, la extensión no puede considerarse un criterio fiable para constatar que S41 se aproxima más al texto de Boccaccio, en tanto en cuanto a menudo López de Ayala lo sometió a una abreviación.Footnote 12

Me sirvo ahora de otro ejemplo del mismo capítulo que permite confirmar, por una parte, el considerable número de variantes y, por otra parte, el alcance que estas adquieren dentro de la diégesis del texto:

S41

T49

FIL

Visto Tarolfo que le importunaba Tebano por saber d’él la causa de su tristeza, le contó muy por estenso cómo no hallaba quien el jardín le hiciese. Cuando Tebano hubo sabido todo el caso de Tarolfo y cómo pasaba, estuvo por un muy gran rato callando suspenso, sin le responder; y dende a un poco díjole: «Tú y otros muchos que no sabéis las virtudes de los hombres, los juzgáis según los vestidos que traen y no según la sciencia y arte que saben; quiero decir que si mi ropa fuera tan buena como la que tú traes no me hicieras trabajar en rogarte tanto como te he rogado que me hicieses sabidor de tu pena; o si me hallaras entre príncipes y caballeros y grandes señores, y no cogendo yerbas. Pues has de saber que muchas veces debajo de viles vestiduras está ascondido gran tesoro de ciencia. Por eso el que busca consejo a nadie encubra lo que quiere si no fuere en casos que manifestándolo se le podría recrescer algún daño o perjuicio, pero dejado aparte esto hablemos en lo que hace al propósito de tu venida (cap. 13)

Visto Tarolfo que lo quería saber, contole por orden cómo no hallaba quien el jardín le hiciese. Estuvo por un rato Tebano callando suspenso, sin le responder; y dende a rato díjole: «Tú y otros muchos que no sabes la virtud de los hombres los juzgáis según los vestidos que traen. Si mi ropa fuera tan buena como la tuya no me hicieras trabajar tanto en saber tu pena; o si me hallaras entre príncipes o caballeros y no cogendo yerbas. Pues sabe que muchas veces so viles vestiduras está ascondido gran tesoro de ciencia. Por eso el que busca consejo a nadie encubra lo que quiere si manifestallo no le perjudica (cap. 13)

Allora Tarolfo disse: «Io cerco di potere aver consiglio come del più freddo mese si potesse avere un giardino pieno di fiori e di frutti e d’erbe, bello sì come del mese di maggio fosse, né trovo chi a ciò aiuto o consiglio mi doni che vero sia». Stette Tebano un pezzo tutto sospeso sanza rispondere, e poi disse: “Tu e molti altri il sapere e le virtù degli uomini giudicate secondo i vestimenti. Se la mia roba fosse stata qual è la tua, tu non m’avresti tanto penato a dire la tua bisogna, o se forse appresso de’ ricchi prencipi m’avessi trovato, come tu hai a cogliere erbe; ma molte volte sotto vilissimi drappi grandissimo tesoro di scienza si nasconde: e però a chi proffera consiglio o aiuto niuno celi la sua bisogna, se, manifesta, non gli può pregiudicare (IV, 31)

A excepción de la variante que encabeza el ejemplo, que no se puede determinar qué edición se aproxima más al texto de Boccaccio (porque se convierte el estilo directo en una narración en tercera persona), todas las demás que se localizan no encuentran correspondencia con el pasaje italiano, por lo que pueden atribuirse fácilmente a amplificaciones efectuadas en el taller sevillano.

Entre S41 y T49 encontramos centenares de variantes que no son significativas, en las que se altera el orden de una construcción gramatical (‘Tebano esperó que anocheciese’/‘Esperó que anocheciese Tebano’; ‘Estaba cabe Clónico’/‘Cabe Clónico estaba’), se modifica un tiempo verbal (sería / será; hallose / hallándose), se añaden o eliminan elementos oracionales como preposiciones (‘la deliberación’/‘en la deliberación’), conjunciones (‘pues conosciendo’/‘conosciendo’) o pronombres (‘alguna esperanza’/‘esperanza’), etc.Footnote 13 Una buena parte de estas variantes que debemos considerar adiáforas se relacionan con las numerosas dictologías que hallamos en S41: ‘celar y encubrir’/‘encubrir’; ‘viejo y sabio’/‘sabio’; ‘ayuda y favor’/‘ayuda’; ‘voces y gritos’/‘voces’; ‘suaves y olorosas’/‘suaves’; ‘conservando y guardando’/‘guardando’; ‘huir y apartarse’/‘huir’; ‘rico y próspero’/‘rico’; etc.

Sin embargo, T49 presenta muchísimas lecciones que son claramente más afines al texto de Boccaccio, desde voces sueltas (como ‘cuchillejo’, que se acerca más a ‘picciolo coltello’ que la voz que encontramos en S41: ‘cuchillo’) hasta oraciones de cierta entidad gramatical: ‘Has de saber, caballero, que yo soy de la cibdad de Tebas’/‘Yo soy de la cibdad de Tebas’ (‘Io sono di Tebe’), ‘Ansí mismo cogió muy gran número y de diversas maneras de yerbas y de piedras d’encima del monte Cáucaso’ / ‘Ansí mismo cogió yerbas y piedras d’encima del monte Cáucaso’ (‘Egli prese pietre d’in sul monte Caocaso’), ‘E después que tuvo todo recaudo de lo que buscaba partiose para donde Tarolfo había quedado, donde llegó al cabo de tercero día’/‘Con las cuales, dentro de tercero día, volvió al lugar do avía partido’ (‘Con le quali cose, non essendo ancora passato il terzo giorno, venne in quel luogo onde partito s’era’).

Al examinar con atención las variantes significativas que contiene S41 con respecto a T49, muy abundantes en el texto, observaremos cómo en muchos casos dos características van de la mano: no son autorizadas por el texto de Boccaccio y se concentran a final de página. Escojo un ejemplo, entre la docena que tengo a mano, de un lugar en el que en S41 se integra texto ajeno a las questioni d’amore:

S41

T49

FIL

[…] y de oír tales palabras han ayuntado fuego a su deseo y por esto forzada de su natural y del deseo de probar lo que no ha probado por causa de la relación de palabras que tiene desea este ayuntamiento por probar el deleite que tanto le ha sido alabado. Y es de presumir que no con otro sino con aquel que ella ha hecho ya señor absoluto de su voluntad. Y aqueste tal fuego y ardor no lo tiene ni se hallará en la viuda; porque después que la viuda una vez gozó del sobredicho ayuntamiento, por donde supo el amoroso deleite que del tal ayuntamiento se sigue, y lo conosció, luego se hartó y empalagó. Síguese pues de aquesto que la doncella amará con más firmeza y será mucho más diligente y solícita en amar por lo que ya sobre este caso tengo dicho y alegado (cap. 35)

[…] y de oír tales palabras han ayuntado fuego a su deseo y por esto forzada de su natural y del deseo de probar lo que no ha probado por causa de la relación de palabras que tiene desea este ayuntamiento. Y es de presumir que no con otro sino con aquel que ella ha hecho ya señor de su voluntad. Y este tal ardor no se hallará en la viuda; porque después que una vez la probó y lo conosció luego se hartó. Síguese pues que la doncella amará más y será más solícita en amar por lo que he dicho (cap. 35)

[…] le quali parole hanno aggiunto fuoco al disio, e però, tiratavi dalla natura e dal disio di provare cosa da lei non provata dalle parole udite, ardentemente e con acceso cuore questo congiungimento disidera: e d’averlo, con cui è da presumere, se non con colui il quale ella ha già fatto signore della sua mente? Questo ardore non sarà nella vedova, però che provandolo la prima volta e sentendo quello che era, si spense: dunque la pulcella amerà più e più sollecita sarà, per le ragioni dette, a’ piaceri dell’amante che la vedova (IV, 53)

Este ejemplo pertenece al final de la cuestión, en cuya hoja 36r tan solo queda el espacio reservado para el epígrafe del siguiente capítulo. Adviértase cómo el discurso narrativo se amplifica a través de dictologías sinonímicas (‘fuego y ardor’, ‘hartó y empalagó’, ‘dicho y alegado’), oraciones reiterativas (‘gozó del sobredicho ayuntamiento por donde supo el amoroso deleite que del tal ayuntamiento’) y todo tipo de complementos oracionales que no le confieren a la narración nuevos matices, sino que abundan en lo que se ha explicado. Otros casos análogos los encontramos en los finales de las hojas 32r (cap. 36) y 40r (cap. 49). El mismo recurso es utilizado en otras ocasiones (aunque no sea a final de página) en las que necesita cubrir más líneas: ‘También se puede decir que el haber sido leal el susodicho caballero dura perpetuamente para siempre jamás [S41] / dura siempre [T49] en esencia’ (cap. 52; ‘Ancora si più dire che l’essere stato leale dura in essere sempre’, IV, 70).

Sin embargo, en otros lugares el comportamiento es justamente el contrario. A menudo en S41 encontramos casos en los que se prescinde de pequeños elementos oracionales (o se modifican) con respecto a T49, que apenas tienen trascendencia textual y que la obra de Boccaccio no ayuda a resolver. Pero hay un número nada desdeñable de lugares significativos en los que la lección de T49 encuentra un paralelismo evidente con la narración del Filócolo. Extraigo varios ejemplos para que se pueda valorar la repercusión de las intervenciones que se llevaron a cabo en la imprenta sevillana de Andrés de Burgos. En el primero, localizado al final de la hoja 22v, se optó por eliminar un adjetivo y la parte de cierre de la oración, en la que se especifica el modo en que la amada humillaba a un Hércules sumiso:

S41

T49

FIL

Y finalmente se enamoró no de dueña, mas de captiva qu’él había ganado, tanto que como súbdito se le humillaba (cap. 24)

Y finalmente se enamoró no de dueña, mas de una captiva qu’él había ganado, tanto que como húmil súbdito se le humillaba a hacer las cosas bajas de casa, temiendo sus mandamientos (cap. 24)

E ultimamente non di donna, ma d’una guadagnata giovane s’innamorò tanto, che come umile suggetto, temendo, a’ comandamenti di lei facea le minime cose! (IV, 42)

De forma mucho más notoria el impresor de S41 redujo parte de la narración en este otro pasaje, que pertenece al final de la hoja 18r, en el que prescinde o sustituye partes que proceden del libro de Boccaccio y que figuran en T49:

S41

T49

FIL

[…] y como se acercaron a mí, vi entre ellas un gran resplandor, en medio del cual se me figuró que estaba una figura de un ángel mochacho y muy hermoso. Y mirándolo oíle decir lo siguiente: ¡Oh, mozo, loco perseguidor de mi poder! Pues eres junto a mí, yo soy venido aquí con estas cuatro mozas; escoge por amiga la que más te agradare

Yo triste trabajé con el corazón […] (cap. 17)

[…] y como se acercaron a mí, que ni por eso las dejaba de mirar, puestos los ojos en ellas vi entre ellas un gran resplandor, en medio del cual se me figuró que estaba una figura de un ángel mochacho y muy hermoso. Yo, mirándolo, oíle decir estas palabras con voz muy diversa de la nuestra: ¡Oh, mozo, loco perseguidor de mi poder! Pues eres junto a mí, yo soy venido aquí con estas cuatro mozas de la hermosura que vees; d’ellas escoge por amiga la que más agrada a tus ojos

Quedé espantado de oír esta voz y trabajé con el corazón […] (cap. 17)

E essendosi esse già verso di me appropinquate assai, né io però avessi i miei occhi da’ loro visi levati, vidi in mezzo di loro un lustrore grandissimo, nel quale, secondo che la stimativa mi porse, mi parve vedere una figura d’uno angelo giovanissimo, e tanto bella quanto alcuna cosa mai da me veduta. Il quale rimirando io, mi parve ch’egli dicesse così verso di me con voce assai dalla nostra diversa: “O giovane, stolto perseguitore della nostra potenza, ora se’ giunto! Io sono qui con quattro belle giovinette venuto: piglia per donna quella che più piace agli occhi tuoi!”. Io, questa voce udendo, tutto rimasi stupefatto, e col cuore […] (IV, 35)

Se eliminan oraciones subordinadas o sintagmas (o en su defecto se sustituyen por términos o giros más breves) con los que se pierden detalles de la descripción, pero la secuencia se mantiene inalterada desde la lógica de los acontecimientos narrativos. Otros ejemplos más que encontramos en la parte final del molde figuran en las hojas 26r (cap. 27), 34r (cap. 38), 36r (cap. 44) y 40v (cap. 49).Footnote 14

Cuando los lugares seleccionados son puestos al trasluz del texto de Boccaccio se evidencia como T49 es un texto muchísimo más fiel al modelo italiano; en S41, en cambio, se genera todo tipo de intromisiones textuales que transforma la traducción de López de Ayala. Aunque las variantes entre las dos ediciones son frecuentes a lo largo del texto, buena parte de las que son realmente significativas (porque el Filócolo nos permite dilucidar su autenticidad) se encadenan en las partes finales de algunos moldes. En este caso un principio básico de la bibliografía material nos permite aclarar la cuestión: en el taller sevillano, para corregir la cuenta del original (es decir, del manuscrito que llegó a las manos de Andrés de Burgos) se acudió a procedimientos arteros con los que se adulteró la traducción que había ultimado López de Ayala.Footnote 15

El grado de intervención en el texto de Andrés de Burgos no se reduce a una cuestión que podríamos catalogar en un apartado técnico; hay un caso que encaja en una categoría más bien de tipo ideológico. En la traducción de López de Ayala es doña Isabel quien narra la sexta cuestión, que comienza con un recuerdo autobiográfico. La narradora reconoce que era ‘muy niña’ cuando presenció una escena en la que dos jóvenes enamoradas de su hermano pactan que disfrutará de su amor quien, tras llegar a él, abrazarle y besarle, sea elegida por el joven, mientras que la otra nada hará por impedirlo. Lo que me interesa destacar aquí no es la resolución del caso, sino la referencia a la niñez de la narradora, que Boccaccio repite en dos ocasiones al inicio de su obra y así se refleja también en T49. El texto publicado en Sevilla en cambio contiene dos modificaciones con las que se omiten tales alusiones:

S41

T49

FIL

Acuérdome, muy poderosa señora, que estando un día en un jardín […]; de mí no hicieron cuenta, porque estaba apartada […] (cap. 21)

Acuérdome, muy poderosa señora, que, siendo muy niña, estando un día en un jardín […]; que de mí no hicieron cuenta, porque era muy niña […] (cap. 21)

Graziosa reina, e’ mi ricorda che, essendo io ancora picciola fanciulla, un giorno io dimorava con un mio fratello, bellissimo giovane e di compiuta età, in un giardino […]. […] fuori che di me, di cui elle poco curavano però che era picciola (IV, 39)

Parece evidente que Andrés de Burgos, por razones de tipo moral, no estaba dispuesto a que fuese una “niña” (con la carga de ingenuidad y candidez que lleva aparejada tal condición) quien protagonizase una escena de entrega amorosa, nada impúdica, por cierto, pero en la que se describe cómo una joven llega hasta el amado –la otra, avergonzada, se retrae– le da besos, abrazos y se sienta a su lado.Footnote 16

Este breve análisis ecdótico debe ser complementado con la collatio externa, porque el examen de los epígrafes de la traducción, que derivan de la veste italiana, como antes se dijo, corrobora algunas consideraciones que se han hecho, permite comprender mejor el comportamiento de los impresores y posiblemente nos da alguna pista sobre la labor de revisión editorial que se llevó a cabo en Toledo antes de mandar a la imprenta la edición autorizada. Como se sabe, las rúbricas y epígrafes son los elementos más inestables y vulnerables de un texto; copistas, editores e impresores los manejaban a su antojo para ajustar los espacios disponibles en el manuscrito o en la caja.

En este sentido, en S41 se localiza un buen número de casos donde el impresor intervino con el fin de ajustar el texto a la línea. Del rótulo que copio a continuación se eliminó la parte en cursiva: ‘Cómo la reina determinó la cuestión diciendo que se debe antes amar la temerosa que la desvergonzada. Capítulo XXIIII’ (en la edición veneciana de 1472, y en sus derivadas, leemos ‘Si come la regina in tutto solve la questione, determinando che la timida più amava che la baldanzosa’Footnote 17). Pero en otros casos en el taller sevillano se tuvo que echar mano de inventiva para ampliar el texto y completar una cuenta que había quedado corta; ocurre en el capítulo noveno, en el que se amplió el epígrafe original; así las cosas, el capítulo noveno transmite una innovación del impresor: ‘Capítulo nono. De cómo doña Juana propuso la tercera quistión, la cual fue muy replicada entre todos’. En T49 el epígrafe es más escueto, ‘Cómo doña Juana propuso la tercera cuestión. Capítulo IX’, y por tanto más próximo al texto de 1472: ‘Si come una giovene propone la terza questione’. En S41 se amplifica el epígrafe con una subordinación y la sustitución del ordinal (‘nono’) por el habitual número romano, todo para para ganar una línea y cerrar el birlí que queda al final de la página.Footnote 18 Otro caso de ampliación manifiesta es el que precede a uno de los sumarios en verso de Salazar; estos rótulos en todos los casos son muy asépticos y no ofrecen ninguna información sobre el texto al que acompañan; la adición que contiene el que presenta S41 (que señalo en cursiva: ‘Sumario de la respuesta de la séptima quistión, en la cual se verán graciosos y sotiles dichos’) claramente es un recurso vacío desde un punto de vista descriptivo, pero muy efectivo tipográficamente, pues se logra una línea adicional.Footnote 19

A las intervenciones deliberadas del impresor afincado en Sevilla hay que añadir otras inconscientes que contribuyen a desmejorar aún más el texto. En S41 observamos numerosos ejemplos de malas lecturas (‘invisible’ por ‘indivisible’ [cap. 3], ‘desperdiciador’ por ‘despreciador’ [cap. 26], ‘hizo amarse’ por ‘hizo a Mars’ [cap. 28] o ‘vergüenza y honra’ por ‘vergüenza y deshonra’ [cap. 35]) y varios saltos de igual a igual, que ponen de relieve tanto la incuria con la que en ocasiones se leyó el manuscrito como la falta de una revisión finalFootnote 20. Por consiguiente, tanto en el paratexto como sobre todo en el texto encontramos un buen manojo de ejemplos– con variantes que no admiten controversia– que nos obliga a darle la razón a Garay: el texto que salió de la imprenta de Sevilla era «muy vicioso, como cosa de rebato hurtada». Tal imputación hecha sobre el trabajo editorial de Andrés de Burgos sin duda vendría apoyada por la minuciosa revisión que tuvo que hacer López de Ayala de la edición de su traducción que se publicó sin su consentimiento.

Este trabajo que se culminó en el taller sevillano de Andrés de Burgos debe ser completado, al menos, con un breve análisis sobre la reedición que se llevó a cabo cinco años después (S46). Por razones cronológicas, la publicación en el mismo año de dos ediciones en Sevilla y Toledo despierta, cuando menos, ciertas suspicacias. No se puede en modo alguno descartar que S46 fuese el acicate que motivó la revisión de la traducción y su nueva edición en la imprenta de Toledo. Según el colofón de S46, el texto se publicó el 3 de agosto de 1546; la de Toledo carece de fecha exacta, pero en ese lapso de tiempo que transcurre hasta final de año un texto tan breve como el de las Trece cuestiones perfectamente se pudo revisar, componer e imprimir.

Si fue esta segunda edición la que tuvo en sus manos López de Ayala, la alusión de Blasco de Garay a las deturpaciones que contenía la edición «hurtada» tenía aún mayor fundamento, porque a las intervenciones que se realizaron sobre S41 y a los errores de lectura que transmite, hay que sumar el sinnúmero de variantes que contiene S46, que sobre la base de S41 –que sigue a plana y renglón– hace todo tipo de ajustes para no perder la cuenta tipográfica; lo normal es localizar adiciones o supresiones de pequeños segmentos oracionales (preposiciones, determinantes, pronombres, etc.), pero en ocasiones se incluye texto nuevo: de ‘o montes, aires, ríos, lagos’ pasa a ‘o montes, aires, ríos, riberas, arroyos, lagos’, de ‘mayor liberalidad’ a ‘mayor liberalidad, conviene a saber’, de ‘¿qué provecho me vendrá en te lo decir?’ pasa a ‘¿qué provecho me vendrá en te lo decir a ti, pues de ti no espero remedio?’ [los tres ejemplos pertenecen al cap. 13].Footnote 21

Por otro lado, el texto está plagado de erratas y errores, generalmente causados por malas lecturas; de entre estos últimos, agavillo solo un breve muestreo: ‘la propiedad del lugar’ pasa a ‘la prosperidad del lugar’ [cap. 13], ‘ni continúo mi dolor’ a ‘ni contento mi dolor’ [cap. 17], ‘su desconvenible deseo’ a ‘su descomunable deseo’ [cap. 24], ‘es guarda de nuestra honra’ a ‘es ganada de nuestra honra’ [cap. 24], ‘cosas oídas y vistas’ a ‘cosas oídas y vestidas’ [cap. 25], etc. No es infrecuente tampoco que se copien mal los poemas de Salazar, generando versos hipométricos: ‘que quiera determinarse’ pasa a ‘quiera determinarse’ y ‘ame qu’es lo más perfecto’ a ‘ame lo que más perfecto’ (ambos ejemplos pertenecen a los dos sumarios de la tercera cuestión). A esta nómina de errores hay que sumar nuevos saltos du même au même, como este que copio a renglón seguido, generado por la confusión gráfica entre ‘teme’/ ‘tiene’ (subrayo en cursiva la parte omitida): ‘Y es le señal manifiesta en su pensamiento que ella es buena y teme a Dios y ama a él, de que debe de contentar, pues la tiene por compañera’ [cap. 16].Footnote 22 En algún caso aislado S46 fortuitamente contiene una lectura más próxima al texto de Boccaccio: en lugar de ‘nunca jamás a sus mensajes dando buena respuesta’ [cap. 13] se lee ‘mensajeros’ (‘messaggieri’ en FIL).Footnote 23

Aunque no se pueda determinar si López de Ayala manejó la edición sevillana del 41 o la del 46, no cabe ninguna duda de que examinó con especial cuidado el texto que salió del taller de Andrés de Burgos; a su malestar por ver publicada su traducción sin su permiso se debió de sumar la desesperación por todos los desatinos que se habían perpetrado. Esta revisión del traductor estuvo acompañada de la que hizo Salazar, que releyó sus versos y corrigió algunos de ellos, según ponen de relieve estos dos ejemplos:

S41

T49

[…] ambos sienten disfavor,

entrambos grave dolor

y por eso gran fatiga

Pues vuestra alteza me diga,

pues que lo sabe mejor […] (cap. 17, Sumario)

[…] ambos sienten disfavor,

entrambos grave dolor

con que crece su fatiga

Pues vuestra alteza me diga,

porque lo sabrá mejor […] (cap. 17, Sumario)

[…] Vuestra alteza cuál diría

d’estas dos que más le amó,

que no lo sé juzgar yo (cap. 21, Sumario)

[…] Vuestra alteza cuál diría

qué d’estas le meresció,

que no lo sé juzgar yo (cap. 21, Sumario)

Cierro este apartado sobre la historia textual del Laberinto de amor / Trece cuestiones muy graciosas con algunas consideraciones sobre la edición que preparó Ulloa en 1553 (en el mismo año en que cuidó la tercera edición de la traducción que hizo Jiménez de Urrea del Orlando furioso). O’Conner (2016: 139) ha ponderado el valor sociocultural de esta traducción al español –de un texto toscano– publicada en Italia: «its likeness to sophisticated Italian editions, and its association with an Italian readership all point to the use of this Spanish translation as a form of cultural capital that was a key factor in attempts to shape a prestigious image of the language and culture of the Spanish Empire». En la historia textual de la traducción de las questioni d’amore, esta edición ha ocupado hasta ahora un espacio marginal y nada se ha dicho sobre el texto fuente del que se sirvió. La collatio externa demuestra claramente que V53 siguió la rama toledana; el título –Trece cuestiones– y también los epígrafes, que apenas contienen variantes con respecto a los del texto publicado en Toledo, no dejan lugar a dudasFootnote 24. Ulloa, además, publicó las palabras preliminares de Garay, omitiendo su nombre, gesto que ha sido interpretado como un reconocimiento del «translation’s potential to portray Spain’s linguistic and cultural legitimacy» (O’Conner, 2016: 139). El editor afincado en Venecia preparó con enorme pulcritud el texto –O’Conner (2016: 139) se ha referido a su «typographic elegance»–, en el que se detectan muy pocos errores y escasas variantes. No obstante, algunas de estas variantes –que comentaré a continuación– nos ayudan a precisar que Ulloa manejó a buen seguro T46Footnote 25.

Las revisiones de una traducción “hurtada”

A propósito de la revisión que López de Ayala / Garay realizó de la edición sevillana, que algunas de las modificaciones a las que sometió la traducción alejaron en aspectos de detalle la nueva edición es seguro. Muñiz Muñiz (2003: 544) comentó algunos casos en los que el texto de Sevilla, por su cercanía al Filócolo, presentaba lecciones más auténticas que el de Toledo. Podrían añadirse algunos ejemplos más, como los siguientes: ‘con la su más querida /escogida saeta’ [cap. 5] (‘con la più cara saetta’, IV, 23), ‘en muy breve tiempo / breve’ [cap. 13] (‘in brieve tempo’, IV, 31), ‘la una de las dos / una’ [cap. 21] (‘l’una di loro, IV, 39), ‘es de mayor y aún de mejor / mayor’ [cap. 32] (‘maggiore condizione e di migliore’, IV, 50), ‘le / om. es lícito’ [cap. 44] (‘gli è lecito’ IV, 62), ‘desarrapada, sucia / andrajosa’ [cap. 45] (‘vizza, ranca’ IV, 63), ‘tiempo espera / atiende’ [cap. 48] (tempo aspetta, IV, 66) o ‘acontesce dar / concede la fortuna’ [cap. 48] (‘concede la fortuna’, IV, 66). El texto de Boccaccio nos permite verificar que López de Ayala/Garay, en la revisión al texto, introdujeron en estos lugares un leve cambio sobre la traducción primitiva que aleja la traducción de la vera lectio.

En ocasiones S41 nos permite corregir pequeños descuidos en T49, como este ejemplo: ‘que esta es / en una de las razones’ [cap. 32] (‘questa è’, IV, 50). Pero otras veces la colación saca al descubierto claras banalizaciones de T49 que afectan al sentido del texto, como los siguientes casos: ‘hiriendo / haciendo a cualquier / que se atreve a mirar los ojos d’esta’ [cap. 25] (‘ferendo’, IV, 43), ‘valor / valer y poder’ [cap. 25] (‘valore’, IV, 43), ‘déjense / débense seguir los señores viciosos’ [cap. 26] (‘lascinsi’, IV, 44), ‘se fue para ella / allá’ [cap. 37] (‘lei’, IV, 55)Footnote 26. La lectura de S41 permite identificar algunos desaciertos del texto que salió de la imprenta de Toledo –que pudieron ser cometidos durante el proceso de copia en limpio o mientras se preparaba su composición tipográfica– y nos obliga a restituir el texto conforme al arquetipo perdido. En algún otro caso en el que no nos podemos apoyar en el original de Boccaccio, el contexto nos permite ratificar la lectura de S41, como en este ejemplo que se observa en uno de los poemas de Salazar: ‘amorosa / morosa pasión’ (la lectura que presenta T49 es un descuido tipográfico palmario).

En relación con el aparato paratextual, en el que también encontramos algún caso donde S41 está más próximo al texto italiano que T49Footnote 27, conviene hacer un examen sosegado para evaluar un posible cambio de criterio por López de Ayala al ver la edición publicada en Sevilla. No debe pasar desapercibido que en la edición veneciana de 1472 y sus derivadas se coloque siempre en primer lugar la fórmula ‘ca.’ (abreviatura de ‘capitolo’), su correspondiente numeral y, finalmente, el texto enunciativo. Así es como aparece también en la edición de Sevilla (y en general en toda la tradición literaria en que las obras aparecen capituladas), pero en el texto autorizado de Toledo figura siempre al revés, a excepción de un único caso: ‘Capítulo XXXIX. De la contradición de Ascalión’. Podría conjeturarse que López de Ayala cambió de criterio precisamente para tomar distancia con respecto al texto publicado en Sevilla y que en este caso se le olvidó colocar la indicación del capítulo al final del epígrafe, como hizo normalmente.Footnote 28

Esta labor de revisión se extendió a la reedición que se publicó tres años después. T49 presenta una serie de variantes con respecto a T46 que permite demostrar que López de Ayala (quizá con la colaboración de Garay) llevó a cabo una revisión de su traducción; me valdré de dos ejemplos que lo confirman. En el primero la reina, en respuesta a la novena cuestión, se refiere a la concupiscencia de las viudas frente a las doncellas: ‘[…] si las doncellas aman no saben qué desear, y por esto no siguen con ánimo entero las pisadas del amante como las viudas, las cuales el fuego antiguo que las prendió las hace maestras y que deseen aquello de que habían carescido, que por no habello usado por largo tiempo lo tenían olvidado’ [cap. 34] (el subrayado es mío). De esta guisa es como se presenta el pasaje en T46; si bien, la oración subordinada final implica un contrasentido en el contexto oracional, pues expresa que las viudas por no haber usado aquello (pronombre con un alto sentido erótico) lo habían olvidado. En cambio, es claro que lo que se pretende expresar es justo lo contrario, que las viudas, a pesar de no haber hecho uso de aquello, no lo habían olvidado. La construcción fue enmendada en T49 (‘que no por habello usado por largo tiempo lo tenían olvidado’), en la que el pasaje cobra sentido si se sobreentiende el segundo adverbio de negación, que figura omitido: ‘que no por no haberlo usado’. El segundo caso que saco a colación podría se insignificante si no estuviésemos ante una traducción y dispusiéramos del texto de origen. En T49 se advierte una alteración entre el sustantivo y el adjetivo (‘delicadas manos’) en el siguiente pasaje, del que extraigo solo la parte esencial: ‘tomando con sus manos delicadas la corona’ [cap. 53]. Aunque podría pensarse que esta variante fue provocada por el componedor (al no memorizar correctamente el sintagma), el texto del Filocolo, por una parte, confirma que la variante de T49 fue deliberada y, por otra parte, revela que la revisión se hizo con un ejemplar de la obra italiana a mano: ‘presa con le dilicate mani la laurea corona della sua testa’. Estos ejemplos dan buena muestra de que existió una preocupación por parte de López de Ayala/Garay de que el texto publicado en Toledo fuese a todas luces mejor que el que apareció unos años antes en Sevilla.

La colación entre el Laberinto de amor y las Trece cuestiones muy graciosas demuestra de forma inequívoca que no se puede dudar, por tanto, de que López de Ayala/Garay y Salazar cuidaron la traducción y los versos en forma de sumario para ofrecer un texto lo más depurado posible; en este sentido, hay que dar por válida la afirmación de Garay: el texto publicado en la imprenta de Toledo presentaba «la última lima de su auctor», es decir, de su traductor (aunque también Salazar cumplió con una escrupulosa relectura y revisión)Footnote 29. A propósito de esta tarea de mejora, no se puede descartar que López de Ayala/Garay pudiese consultar de nuevo el texto de Boccaccio y realizar algunos ajustes lingüísticos y oracionales, de la misma forma que quizá pudo insertar pequeños agregados; ni unos ni otros, en este caso, se pueden constatar en la edición sevillana. Pero un análisis desde la bibliografía material pone de relieve que Andrés de Burgos subordinó la fidelidad a la traducción a la necesidad de acomodar la cuenta del original al molde tipográfico, por lo que intervino activamente sobre el texto cometiendo numerosos desbarros, de los que posteriormente se percató López de Ayala.