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Sobre la recitificación surrealista del espejo emblemático enSan Camilo, 1936 de C. J. Cela

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Notes

  1. Vicente Cabrera, “La introspección del punto de vista narrativo enSan Camilo, 1936 de C. J. Cela, ”Language Quarterly (University of South Florida), vol. 15, nums. 1–2 (otoño-invierno 1976), págs. 57, 58, 60, nota la posibilidad de que “al ser el Tu el lector (el español), el protagonista logra que aquél se sienta también responsable por aquel conflicto fratricida” (pág. 57). De ahí que un protagonista del año 1936 se dirija al lector del añúno 1969, lo cual necesariamente aúna dos tiempos. Segun Cabrera, hay un primer protagonista de 1969, unyo que habla a su personalidad juvenil a través de los treinta y tres añúos que han intervenido. Pero aun enfocando el problema asi, la superposición temporal vige todavía.

  2. Viene al caso apuntar aquí la semejanza hallada por Gonzalo Sobejano entreSan Camilo, 1936 y la obra poética del autor. Véase la nota siguiente.

  3. Gemma Roberts, “La culpa y la búsqueda de la autenticidad enSan Camilo, 1936,”Journal of Spanish Studies, Twentieth Century, vol. 3, num. 1 (primavera 1975), págs. 73–84: “el mirarse en el espejo —leitmotiv y principal recurso estructural” (pág. 75). Hay que advertir que la interpretación jungiana y nietzscheana dada por la profesora Roberts al motivo se aleja bastante del punto de vista del presente trabajo. Habrá que seguir la pauta dada por Gonzalo Sobejano, “El surrealismo en la España de postguerra: Camilo José Cela,” enSurrealismo surrealismos, compilado por Peter Earle y Ricardo Gullón (Universidad de Pensilvania: Departamento de Lenguas Romances, 1979), págs. 131– 142, quien escribe: “Claro parece que elSan Camilo, 1936 no es sino la version novelesca tardía de la agonia personal expresada inmediatamente enPisando la dudosa luz del dia. Ambas obras se explican mejor iluminada la una por la otra” (pág. 135).

  4. Pág. 13 de la 3a. ed. de “El Libro de Bolsillo-Alfaguara” (Madrid, 1977). En adelante los números de las páginas se refieren a esta edición. Siento no haber podido manejar ni la primera ni la de las Obras Completas.

  5. Véase especialmente Gemma Roberts,ob. cit. No hace falta ponderar la antigüedad del uso de tal motivo, cuya presencia en elQuijote comenté en mi “An Emblematic Interpretation of Sansón Carrasco's Disguises,” enEstudios literarios de hispanistas norteamericanos dedicados a Helmut Hatzfeld con motivo de su 80 aniversario (Barcelona: Hispam, 1974), págs. 223–238.

  6. Paul Ilie, “The Politics of Obscenity inSan Camilo, 1936,”Anales de la Novela de Posguerra, 1 (1976), 25–63, niega la eficacia del valor simbólico que pueda adquirir un accidente referente a un homicidio: “The quality and moral implications of these deaths are as far apart as the difference between sheer chance and deliberate motive” (pág. 36).

  7. Recuerda la greguería, “En el fondo de los espejos hay un fotógrafo agazapado,” en Ramón Gómez de la Serna,Flor de greguerías (1910–1958) (Buenos Aires: Losada, 1958), pág. 164.

  8. Para la relación del espejo con la muerte en la tradición barroca, v. el emblema 82, centuria II, de Sebastián de Covarrubias y Horozco,Emblemas morales (Madrid: Luis Sánchez, 1610).

  9. Esto lo sabemos desde el comienzo: “te esfuerzas por alimentar ideas solidarias en la cabeza pero eres un títere zascandil que no sabe resolver el problema de hablar confiadamente ante un espejo” (pág. 17).

  10. No veo modo de probar que las ideas del tío Jerónimo son las de Camilo José Cela, por más que lo asevere Ilie (p. ej., “By creating an uncle for the young narrator, Cela duplicates himself within the novel . . .” (pág. 59, nota 7). Menos categórica es la interpretación de Fernando Uriarte: “La estructura narrativa que Cela ha impuesto aSan Camilo, 1936 convierte la obra en un coro de voces que surge caprichosamente sin intermitencias de punto aparte en un contrapunto de monólogos rotundos. Domina la nota reflexiva y escéptica . . . Más adelante el áspero sonsonete reflexivo corre por cuenta del sentencioso tío Jerónimo . . .” Además, como apunta J. S. Bernstein, “Confession and Inaction inSan Camilo,”Hispanófila, 51 (1974), 47–63, no se puede medir el elemento de duplicidad en el testimonio del narrador, cuya identificación con Cela por parte del crítico conllevaría el peligro de caer en errores de interpretación.

  11. Ibid., pág. 54, nota 11.

  12. Camilo José Cela,Diccionario secreto (Dos) Segunda Parte (Madrid: Alianza Alfaguara, 1975), pág. 474, s.v.vela mayor.

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  13. No hace falta recordar que en griegoorquidea y testiculo tienen el mismo nombre.

  14. Paul Ilie,ob. cit., al adoptar un punto de vista aparentemente marxista para interpretar la novela, lo justifica diciendo que “a critic need not be a convinced Marxist or Reichian to decide that the significance of this novel is best determined by the categories deriving from these approaches. From the standpoint of a Spaniard (?), Marxism and Reichian social psychology offer the best critiques of a narrative obsessed with social violence and sexuality” (pág. 32). Añade que “the novel's central metaphor describes Republican Madrid as a gigantic whorehouse” (pág. 32) y que el lector “learns that the metaphor of a brothel can be applied to Madrid, and he is left to infer from this a synecdochical description of Republican Spain” (pág. 29). Ahora bien, hemos intentado demostrar que la novela tiene dosleitmotive, el espejo y el rey Cirilo, los cuales llegan a fundirse. Suponiendo que unleitmotiv es más o menos una metáfora central, y que ésta es lo que dice Ilie y no lo que decimos nosotros, ni por esas podemos compartir la opinión de que se pinta al Madrid republicano como gigantesco prostíbulo. El abuso sexual si que puede representar trópicamente a cualquier abuso brutal. En el capitulo cuarto de su obra maestra.The Subjection of Women, John Stuart Mill ya aseveraba en 1869 que “todas las propensidades egoistas, las egolatrías e injustas autopreferencias que existen entre la raza humana tienen su fuente y raiz en la presente constitución de la relación entre varones y mujeres y se nutren principalmente de ella.” Por otra parte, como explica muy bien Manuel Tuñón de Lara, “La circunstancia histórica de la novelaSan Camilo, 1936,”Papeles de Son Armadans, año 18, tomo 69, núm. 207 (junio 1973), págs. 229–252, “Madrid no era una ciudad eminentemente obrera” pues “apenas había grandes industrias” (págs. 230–231), y que por esta y otras razones era muy distinta del resto de España. Ademas, la frase “en Madrid” del titulo mismo de la obra indica bastante bien como insiste Cela en que ésta es novela madrileña. En suma, lo del sinécdoque casi no tiene justificación. Por consiguiente, ¿cómo vamos a culpar a Cela por haber creado una novela madrileña que no refleje racionalmente el llamado progreso histórico que, según el marxismo, constituye la verdadera realidad humana? Toda la larga invectiva de Ilie contra el Cela deSan Camilo, 1936, ¿no se cifra en la siguiente oración?: “Only an observer dislocated from social dynamics could extract the class struggle in this way from its content in order to contemplate it as if it were pure violence” (págs. 44–45). Como dice muy bien Vicente Cabrera al rebatir un comentario de José Corrales Egea, “Cela no quiso hacer de su novela una historia verídica sino de la historia, una novela” (ob. cit., pág. 58) y como apunta Gemma Roberts, Cela “elude el escabroso terreno de la culpabilidad política, que sólo podría llevar a mutuas acusaciones y sangrientos rencores en el seno mismo de la nacionalidad española, dejando inalterada la interioridad y la conciencia profunda de cada individualidad culpable” (ob. cit., pág. 74). Las siguientes palabras de José Luis Cano aclaran cómo Cela pudo lograr tal efecto: “Cela no ha escrito una novelade la guerra, sinoen la guerra; no una novela épica niheroica, ni la novela de los que hicieron la guerra — y por tanto lucharon, mataron o cayeron en la lucha —, sino la de quienes padecieron la guerra y fueron zarandeados y zurrados por ella, víctimas de su violencia, su estupidez o su crueldad” (José Luis Cano, “Cela y su nueva novela,”Asomante, 26 (1970), pág. 76).

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Ullman, P.L. Sobre la recitificación surrealista del espejo emblemático enSan Camilo, 1936 de C. J. Cela. Neophilologus 66, 377–385 (1982). https://doi.org/10.1007/BF01998982

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